Tegucigalpa.  Las bajas temperaturas y las persistentes lluvias que han afectado a Honduras están teniendo un impacto especialmente duro en los migrantes que transitan por el país, en su mayoría venezolanos, quienes se encuentran en distintos puntos de Tegucigalpa y Comayagüela sin refugio adecuado, y se ven obligados a dormir en las aceras.

Los migrantes reportan condiciones extremadamente precarias, soportando el frío y las inclemencias del tiempo, a menudo con niños que se han enfermado del estómago y las vías respiratorias debido a las difíciles condiciones de su travesía.

Elías Urbina, un migrante venezolano, expresó su preocupación, señalando que «tenemos muchos niños enfermos con diarrea» debido a problemas con la comida y, lamentablemente, les toca dormir en las aceras y desplazarse en grupos para sentirse más seguros.

Además, se refirió a la peligrosa travesía por la selva en la frontera entre Colombia y Panamá, conocida como El Darién, como «la selva de la muerte», donde «uno se encuentra varios muertos». Esta situación agrega un nivel de peligro significativo a su viaje.

Los migrantes también se enfrentan a abusos por parte de algunos transportistas, quienes les cobran más de lo que deberían por los pasajes. Debido a esto, muchos de ellos se ven obligados a vender dulces o pedir ayuda en las calles.

Con la disminución de las temperaturas en los últimos días, los niños en particular han sufrido mucho debido a la exposición al frío mientras duermen en las aceras de las calles de la capital.

Se ha informado que algunos grupos de migrantes han instalado tiendas de campaña en las casetas del Trans-450 en el Bulevar Kennedy y Centroamérica, mientras que otros han buscado refugio en los bajos del Congreso Nacional.