Desde el fin de semana se inició una campaña de desprestigio contra la juez del circuito anticorrupción, Agüeda Isabel Canelo Portillo, llegando al extremo de revelar fotos de ella y de sus más cercanos familiares en redes sociales y medios de comunicación.

Todo el malestar contra la funcionaria judicial se da luego que el ex ministro de Soptravi, Miguel Pastor se presentará voluntariamente la semana pasada, cuando el requerimiento estaba en secretividad, lo que provocó una reacción de molestia entre los personeros de la MACCIH.

El mismo vocero de la Maccih, Luis Guimarães expresó su molestia por la fuga de información en una conferencia de prensa el pasado viernes.

La pregunta en este caso sería, a quién le interesaría desprestigiar a la mencionada juez, al acusado o al acusador, especialmente cuando se rumora que muchos jueces son coaccionados por miembros de la Maccih.

Hasta donde va llegar esta campaña de desprestigio a Agüeda y a otros jueces y quién va explicar o investigar de dónde vienen estos ataques, o esto no vale la pena que se lo pregunten  a determinados medios o a manejadores de redes.

Lo que queda al descubierto es que el eslabón que debería de ser el más fuerte en la cadena de justicia (los jueces), lo podría estar debilitado, si este no se somete a quienes no les interesa impartir justicia, si no hacer de esta una casería para darle “carne al pueblo”.

Al final la jueza Agüeda falló por prisión  preventiva para que los requeridos, quedando en el aire la pregunta si quienes iniciaron la campaña quedaron satisfechos o no con la resolución.

Pero queda la duda si este falló fue porque así lo dicta la ley o por la intensa presión que se dió hacia la jueza, ¿hay libertad en los jueces? o la diosa Temis da su veredicto con la balanza cargada porque así se lo dictan...