Los primeros en salir abordaron cuatro buses destinados de forma expresa para llevarlos a ellos hasta la frontera, los que no, debieron hacerlo a pie y bajo la lluvia.

De nuevo, grupos familiares completos se apuntaron para iniciar este pesado periplo hacia tierras más al norte, con o sin justificación, la verdad es una; como en cadena, les aparecerán una gran cantidad de riesgos.

A pesar de ello, hondureños como la señora Juana Rodríguez, no desconoce lo peligroso que resulta el viaje; no obstante, manifestó que deja su destino en las manos de Dios, porque ella necesita dar una mejor vida para sus hijos, de hecho, ellos van con ella.

“Mi intención es llegar a Estados Unidos primeramente Dios, para darle a mis hijos una vida mejor, para poder sacarlos adelante, porque aquí en este país la vida está muy crítica. Nuestros hijos hoy en día se están muriendo de hambre, se acuestan hasta sin comer, porque no tenemos alimento en nuestra casa, porque aquí no hay empleo”, explicó la señora Rodríguez.

A la terminal de buses llegaron representantes del Acnur (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, quienes levantaban una encuesta entre quienes se disponían a salir. También habían elementos de la Policía Nacional y Militar para resguardar el orden.

Voluntarios de la Cruz Roja apostados en el lugar afirmaron que saldrían con quienes emprendan el viaje a pie, para poder rendir socorro a quien lo necesite. “Sí claro, nosotros como institución vamos a dar cobertura, o acompañamiento a las personas que saldrán caminando”, expresó uno de ellos.

Afirmó que por medio de radio comunicación, existente con las demás filiales en cada sector en donde va pasando la caravana, le podrán dar amplia cobertura.