Tegucigalpa, 30 de julio de 2023 – En la homilía del XVII domingo del tiempo Ordinario, el arzobispo de Tegucigalpa, José Vicente Nácher, compartió una profunda reflexión sobre la importancia de encontrar el Reino de Dios y dejarnos encontrar por Dios en plena libertad de decisión.

Durante la homilía, el arzobispo destacó que en esta vida no todo es igual ni todo vale, y es necesario tomar decisiones significativas. Resaltó que la grandeza de nuestra dignidad radica en que nadie puede decidir por nosotros. Por lo tanto, encontrar el tesoro escondido del Reino de Dios requiere no solo la providencia divina, sino también la libre decisión consciente de cada persona.

El prelado abordó tres parábolas que hablan sobre cómo descubrir el Reino de Dios, enfatizando que esta realidad valiosa está escondida en lo pequeño y debe ser encontrada en la historia de los hombres para transformarla definitivamente. Subrayó que el «encuentro» con el Reino de Dios implica una búsqueda activa y una disposición a dejarnos encontrar por Dios.

El arzobispo subrayó que al encontrar el Reino de Dios, en realidad encontramos el designio de Dios para este mundo, manifestado en Cristo Jesús. En última instancia, lo que encontramos es a Jesucristo mismo. Este encuentro, como explicó, tiene dos dimensiones: la activa, que implica buscar y encontrar, y la pasiva, que involucra dejarnos encontrar por Dios, quien nos conoce y nos ama.

En las tres parábolas analizadas, aquellos que encontraron el Reino de Dios tuvieron que tomar decisiones significativas, como vender para comprar o perder su propia vida para ganar la Vida de Cristo. El arzobispo resaltó la importancia de estas decisiones y cómo el Reino de Dios es un don que nos es dado y al mismo tiempo una responsabilidad encomendada a cada individuo.

Las lecturas del día transmitieron el mensaje de que el Reino de Dios se encuentra, pero para ello, es necesario estar dispuestos a tomar decisiones y a dejarnos encontrar por el amor divino. El arzobispo Nácher concluyó su reflexión invitando a la comunidad a profundizar en el encuentro con el Reino de Dios y a vivir en plena libertad de decisión, sabiendo que el amor de Dios nos acompaña y guía en este camino espiritual.