Migrantes

Pronóstico Sombrío: Se estima que 200 mil hondureños emigrarán al cierre de 2023

Tegucigalpa.  Roberto Funes, investigador junior del Observatorio de las Migraciones de la Fundación Eléutera, ha revelado hoy que se espera que al cierre del año 2023, aproximadamente 200,000 hondureños habrán emigrado del país en busca de mejores oportunidades y para escapar de la violencia.

Este sombrío pronóstico se produce en medio de una creciente preocupación por la migración hondureña hacia Estados Unidos. En la mitad del año, ya se reportaban más de 90,000 hondureños detenidos en la frontera sur de Estados Unidos, y se anticipa que esta cifra se duplicará para finales de año.

El investigador de la Fundación Eléutera destacó que la falta de empleo y la inseguridad son las principales causas que impulsan estos flujos migratorios. Lamentó que muchos hondureños no puedan encontrar oportunidades en su propio país.

En ese sentido, se reveló que el 93% de los hondureños que regresan retornados  al país han emigrado  debido a razones económicas, es decir, en busca de mejores oportunidades laborales.

La falta de oportunidades se refleja en la ausencia de salarios dignos, lo que lleva a que muchos migrantes decidan dejar el país a pesar de tener la posibilidad de empleo.

Uno de los aspectos más preocupantes de esta crisis migratoria es la situación de los menores no acompañados. En un solo mes, las autoridades estadounidenses detuvieron a cuatro mil menores no acompañados en la frontera.

Esta situación representa un aumento en la brecha de ausentismo y abandono escolar, y plantea preocupaciones sobre la vulnerabilidad de los niños que emigran sin la compañía de un adulto.

Actualmente, según el embajador de Honduras en Estados Unidos, Javier Bú, se encuentran bajo custodia 3,160 menores no acompañados de nacionalidad hondureña. De estos, 1,179 son niñas y 1,981 son niños. 165 de ellos tienen entre cero y ocho años, 527 tienen entre nueve y 14 años, y 2,468 tienen entre 15 y 18 años.

La situación de la migración hondureña y, en particular, la de los menores no acompañados, representa un desafío urgente y una llamada a la acción tanto para Honduras como para la comunidad internacional.

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