La extorsión: Un flagelo que mantiene “de rodillas” al sector transporte en Honduras

La extorsión: Un flagelo que mantiene “de rodillas” al sector transporte en Honduras

Tegucigalpa . A pesar del estado de excepción que se mantiene en Honduras desde el 6 de diciembre de 2022, el sector del transporte en el país no ha logrado poner fin a la paralización de operaciones en algunas rutas de autobuses debido a la persistente extorsión.

Este flagelo, además de detener la movilidad, está cobrando vidas, ya que en lo que va del año 2023, 42 transportistas han sido víctimas de asesinatos relacionados con el cobro de «renta». 

El costo de la extorsión se traduce en una carga financiera abrumadora para todos los sectores del transporte a nivel nacional, con un pago mensual de al menos 250 millones de lempiras, según la dirigencia de este gremio. Desde el año pasado, la extorsión se ha expandido a otras regiones del país, incluyendo Choluteca, La Ceiba, Danlí y Ocotepeque. Sin embargo, las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula siguen siendo los epicentros de este «impuesto de guerra».

En las últimas semanas,  numerosas rutas han paralizado sus unidades debido a que el cobro de extorsión se ha vuelto insostenible. En algunas terminales, los transportistas se ven obligados a pagar «renta» a hasta siete grupos delictivos. Este ambiente de inseguridad y extorsión ha llevado a que los transportistas opten por paralizar sus unidades y suspender sus labores, en lugar de arriesgar sus vidas o incluso perderlas por negarse a pagar las extorsiones.

La situación es insostenible, varias rutas de transporte ‘rapidito’ y de taxis en la capital han detenido sus operaciones. Incluso los autobuses que viajan desde Tegucigalpa hacia el oriente del país suspendieron sus actividades durante dos semanas debido a las amenazas de un nuevo grupo delictivo que opera en la zona. Además, en San Pedro Sula, una ruta se vio forzada a parar sus unidades debido a la extorsión.

Años atrás, las fuerzas de seguridad habían proporcionado protección a los transportistas, pero en la actualidad, las unidades circulan solas y sin ninguna seguridad, exponiéndose a las amenazas y extorsiones que han llegado a niveles insostenibles.

La lucha contra la extorsión y la violencia en el sector del transporte sigue siendo un desafío importante para las autoridades hondureñas, que en muchas ocasiones parecen estar indiferentes ante los verdaderos problemas que afectan al pueblo hondureño.

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