Tegucigalpa. Honduras se despide de un 2023 marcado por desafíos significativos, donde el desempleo, la inseguridad, la pobreza y la percepción de indiferencia gubernamental se han arraigado en la vida diaria de los hondureños. A pesar de las promesas y expectativas, el país se encuentra lejos de alcanzar un progreso tangible.

Según datos proporcionados por el mismo gobierno, una evaluación interna revela que solo se cumplió el 74.1% de las metas establecidas para el año. Una cifra que deja a muchos preguntándose si las promesas hechas a la nación han sido más retórica que acción efectiva. El gobierno, por poco, no evita salir «aplazado» en su propia evaluación.

La administración de Xiomara Castro, que hoy termina su segundo año, enfrenta la crítica de un pueblo que cuestiona la brecha entre las soluciones prometidas cuando eran oposición y la aparente falta de dirección una vez en el poder.

El periódico digital  Noticias 24/7 HN, a través de la red social X, consultó a sus seguidores sobre la percepción de varias Secretarías de Estado, incluyendo Finanzas, Salud, Educación, entre otras. Los resultados revelan una desaprobación generalizada del desempeño y los resultados obtenidos en 2023, reflejando la insatisfacción del pueblo hondureño.

El Poder Judicial no escapa a la crítica, ya que persiste la percepción de que la justicia sigue siendo selectiva, generando dudas sobre la equidad en el sistema. El Congreso Nacional, por su parte, se lleva el premio a la ineficacia, con más de cuatro meses sin sesionar. 

El Poder Ejecutivo, encabezado por Castro, también enfrenta evaluaciones negativas, con la percepción de que el país no ha experimentado mejoras significativas. La población señala la falta de avances tangibles en áreas críticas como educación, salud, empleo y seguridad, a pesar de las campañas gubernamentales que aseguran que Honduras es «el país de las maravillas».

El énfasis en la construcción de «canchas multiusos» es cuestionado por la población, que considera que estas acciones no abordan las necesidades prioritarias del país. Mientras Honduras lidia con problemas urgentes, las autoridades resaltan logros que parecen desconectados de las verdaderas preocupaciones de la población.

A medida que Honduras recibe el 2024, la incertidumbre pesa en la mente de los hondureños. La población anhela soluciones concretas y palpables, desechando discursos repetitivos. Se demanda un enfoque genuino en los problemas internos del país, en lugar de centrarse en asuntos externos como lo que casa en Nicaragua, Cuba o Venezuela. La urgencia de abordar la migración masiva y proporcionar oportunidades reales para el bienestar se hace más evidente mientras la población lucha por sobrevivir día a día en un entorno cada vez más desafiante.