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Funcionarios cubanos despiden a Cardenal Jaime Ortega


 El gobierno cubano y funcionarios del Partido Comunista dieron el domingo el último adiós al cardenal Jaime Ortega, en un reconocimiento a su labor, que sacó a la Iglesia Católica del ostracismo y la legitimó cuando el país emergió de la Guerra Fría.

Ortega, de 82 años, murió el viernes y fue enterrado el domingo en la tarde en el cementerio Colón de La Habana. El primer vicepresidente cubano, Salvador Valdés, y otros líderes del Gobierno comunista rindieron honores al exarzobispo de La Habana en una misa de exequias en la Catedral de la ciudad.

Además, asistieron miembros de la jerarquía católica de la isla y otros líderes, entre ellos los arzobispos de Miami, Thomas Wenski, y de San Juan de Puerto Rico, Roberto González, además del cardenal Sean Patrick O’Malley de Boston.

“Su trabajo ayudó mucho a acercar las ideas del Gobierno cubano y la Iglesia Católica, esa intercepción de la Iglesia con el Estado”, dijo María Green, de 68 años, de pie frente a la Catedral. “Logró resolver muchas cosas y abrió el camino para muchos cubanos”, agregó.

Ortega, que estuvo en un campo de trabajo forzado en la década de 1960 cuando el gobierno de Fidel Castro, excluyó a religiosos y enemigos ideológicos, se convirtió en arzobispo de La Habana en 1981 cuando el país era oficialmente ateo.

Durante más de tres décadas y a medida que la postura del Gobierno sobre la Iglesia Católica se suavizó, la visibilidad de Ortega aumentó y pudo construir una relación de trabajo con el Estado debido a su estilo de no confrontación.

Información cortesía de Reuters.

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