Tegucigalpa. En la continuación de la audiencia inicial del Caso Pandora II, el expresidente Porfirio Lobo Sosa rechazó vehementemente los señalamientos por delitos de narcotráfico.

Lobo Sosa, quien llegó a la sede del Tribunal de Sentencia, enfatizó: «Sé que no debo nada, no me pueden acusar que en mi gobierno se favoreció a ningún narcotraficante, yo los perseguí y se aprobó la Ley de Extradición».

El exmandatario hondureño admitió tener «otros pecados» como ser humano, pero negó ser narcotraficante o delincuente. Destacó que se presentó dos veces al Ministerio Público para verificar si existían cargos en su contra por narcotráfico y aseguró que su abogado en Estados Unidos está en constante comunicación con la Fiscalía para aclarar los señalamientos.

Al ser cuestionado sobre la posible participación de su hijo Fabio Lobo como testigo en el juicio contra Juan Orlando Hernández, Lobo Sosa desconoció tal situación, enfocándose en el apoyo a sus nietos.

«Yo solo atiendo a mis nietos, les he apoyado en sus estudios, han logrado salir adelante, ellos no tienen nada que ver por lo que ha hecho sus papas», indicó.

Sobre la especulación de que Hernández habría mandado asesinar a su hijo Said Lobo Bonilla, el expresidente calificó la idea como una «conjetura dedicada» y se mostró evasivo a lanzar rumores.

«Yo no sé nada, es natural, se sacan conjeturas, pero son cosas delicadas porque se trata de su hijo y no puedo tirar rumores», añadió.

Lobo Sosa expresó su deseo de que las autoridades esclarezcan completamente la muerte de su hijo y quienes fueron los responsables intelectuales, al tiempo que recordó la agresión sufrida por su familia durante la administración de Juan Orlando Hernández, vinculada a un allanamiento ilegal en su residencia y un proceso judicial contra su esposa Rosa Elena Bonilla