Circula en redes sociales un vídeo que muestra cómo este afluente, que debería ser prístino, lo han convertido en un enorme vertedero de basura.

Durante años, las comunidades caribeñas de Omoa y Puerto Cortés  han tenido que soportar esta enorme contaminación, que una vez depositadas en el mar por el Río Motagua, las olas van depositando toneladas de basura a lo largo del litoral hondureño, volviendo las playas invisitables.

Ya en una ocasión el alcalde de Omoa se vio decidido a entablar una demanda contra el Gobierno guatemalteco por esta manifiesta displicencia para poner orden en este problema, el gobierno central le contuvo las intenciones, incluso se aborto el tema a nivel bilateral, hubo ofrecimiento de parte de Guatemala, pero la verdad aquí está, el problema continúa siendo grave y las promesas de Guatemala no fueron más que eso, promesas.

Lo cierto que el Gobierno de Honduras ya debió haber recurrido a instancias internacionales, porque de por medio está en riesgo la inversión turística de la zona, centenares de empleos, y lo más delicado, el daño ambiental.

Cada vez que esto sucede, las municipalidades y los empresarios del turismo deben invertir millonarias cantidades de dinero para poder volver a limpiar, a menudo ha sucedido que más han tardado en limpiar, que el río y las olas en volver a arrastrar más basura, sin que ninguna autoridad, ni de Honduras y menos aún de Guatemala hagan algo por solucionar el problema.