Tegucigalpa.- La situación en Nicaragua se agrava con la reciente detención de cuatro sacerdotes en las últimas 24 horas, según la denuncia de la abogada e investigadora nicaragüense exiliada, Martha Patricia Molina. Entre los afectados figura el sacerdote Marcos Díaz Prado, vicario de la iglesia Santo Tomás Apóstol en el puerto de Corinto. Hasta el momento, no se han presentado acusaciones formales en su contra, y su paradero es desconocido, generando preocupación en la comunidad religiosa.

Estas detenciones se suman a la del sacerdote Fernando Calero, párroco de Nuestra Señora de Fátima en Rancho Grande, y a las de los sacerdotes Carlos Avilés y Héctor Treminio, vicario general y tesorero de la Arquidiócesis de Managua, respectivamente, quienes fueron arrestados el día anterior. Las autoridades nicaragüenses no han confirmado ni negado oficialmente estas detenciones, intensificando la incertidumbre y la tensión en la comunidad religiosa.

Las relaciones entre el Gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica se encuentran en un momento crítico, marcadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas. Este recrudecimiento de tensiones refleja la compleja situación política que vive Nicaragua desde abril de 2018 y se agudiza tras las elecciones de noviembre de 2021.

La detención del obispo Isidoro Mora, ocurrida días atrás, y ahora la de cuatro sacerdotes en un corto período, elevan las preocupaciones sobre la libertad religiosa en el país. El cardenal nicaragüense y arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, aún no ha emitido declaraciones sobre estos últimos arrestos. Mientras tanto, el exiliado obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, se ha manifestado indignado por la situación, destacando la necesidad de proteger la libertad religiosa en Nicaragua.

EFE