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Monseñor Vicente Nácher insta a ser tierra fértil donde la semilla de Cristo dé frutos

En su homilía dominical, el arzobispo de Tegucigalpa, Monseñor José Vicente Nácher, invitó a todos a ser tierra fértil donde la semilla de Cristo pueda dar frutos. Según sus palabras, cuando la semilla de la verdad se encuentra con la tierra fértil de la libertad, los frutos que se obtienen son eternos.

Monseñor Nácher destacó la importancia de dejarse inundar por la lluvia de Cristo, es decir, por su Espíritu. Para evitar quedar estériles, el arzobispo mencionó los tres riesgos que Jesús explica en la parábola del sembrador: la falta de atención, la superficialidad y el apego a las riquezas. Estos riesgos se convierten en pensamientos paralizantes que nos hacen dudar de nuestra salvación.

El religioso recordó que, según la carta a los Romanos, los sufrimientos actuales no se comparan con la gloria que se nos revelará en el futuro. La Palabra de Dios es el núcleo de la semilla del Reino y es el agua nutritiva que la acompaña en su crecimiento, subrayó.

Monseñor Nácher enfatizó que Jesús es la semilla de vida enviada por la libertad del Padre, esperando ser acogida por la libertad de los hijos. Exhortó a todos a permitir que la lluvia de Cristo los inunde, para que la Palabra misma, que es la semilla, prepare y abone la tierra de sus corazones. Según él, Cristo es quien dispone nuestros corazones, y Él mismo riega con su enseñanza y sus sacramentos, para que podamos dar frutos de amor.

Con estas reflexiones, Monseñor José Vicente Nácher animó a los fieles a ser receptivos a la semilla de Cristo y a dejar que esta germine y dé frutos en sus vidas, fortaleciendo su fe y su relación con Dios.

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