Tradicionalmente, el flujo migratorio se dirigía del sur hacia el norte en busca de llegar a Estados Unidos, pero ahora las autoridades hondureñas observan un fenómeno inverso, con migrantes que retornan a sus países de origen.
San Pedro Sula. En las calles de la ciudad industrial, los rostros de los migrantes retornados de Venezuela cuentan historias de sacrificio y desesperanza. Han dejado atrás la tierra que los vio nacer, no en busca de una nueva vida en los Estados Unidos, sino en busca de una oportunidad que les permita sobrevivir junto a sus familias. La migración de venezolanos a través de Honduras es ahora una nueva realidad: ya no transitan hacia el norte, sino que han optado por quedarse, con la esperanza de encontrar en tierras catrachas un futuro mejor.
Noticias247.hn tuvo la oportunidad de conversar con uno de estos migrantes, Johan Domínguez, quien relató su angustioso viaje y las difíciles circunstancias que lo llevaron a pedir ayuda en las calles de San Pedro Sula, junto a su familia.
«Lo que queremos es pedir una ayuda aquí al presidente o al gobernador o al alcalde,» expresa Johan con voz temblorosa, mientras su mirada refleja una profunda incertidumbre. Johan y su familia salieron de Venezuela el 1 de junio del año pasado, en busca de un futuro mejor en los Estados Unidos. Su viaje los llevó a cruzar la peligrosa selva del Darién en Colombia, continuar por Panamá, Costa Rica y Nicaragua, hasta llegar a México, donde se vieron obligados a detenerse debido a los estrictos controles migratorios impuestos por el gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump.
«En México no duramos ni un mes, la situación empezó a complicarse con el presidente Trump, y las autoridades mexicanas nos advirtieron que debíamos regresar. Nos dijeron que no había paso hacia Estados Unidos y que si continuábamos, podríamos ser detenidos y deportados,» relató Johan. Tras recibir la advertencia de las autoridades mexicanas, Johan y su familia decidieron regresar, pero no a Venezuela, un país marcado por la crisis económica y la violencia. En lugar de eso, decidieron continuar su travesía hacia el sur, con la esperanza de encontrar una oportunidad en Honduras.
«No podemos regresar a Venezuela. La situación allí es insostenible. El gobierno ha destruido al país y la violencia es constante. Por eso, decidimos regresar, pero no a nuestro país. Queremos quedarnos en Honduras, que al menos nos ofrezca algo para poder darle un futuro a nuestros hijos,» contó Johan, quien junto a su esposa, hijos y familiares, se vio obligado a caminar de pueblo en pueblo, a pie y en bus, con lo poco que les quedaba de sus recursos. Tras varios días de travesía, llegaron a Honduras, donde hasta el momento han encontrado una recepción cálida, pero la incertidumbre sobre su futuro persiste.
Johan explica que, a pesar de la calidez de los hondureños, su situación sigue siendo difícil: «Lo que queremos es quedarnos aquí legalmente, que los niños puedan estudiar, que tengan un futuro mejor. Queremos que nos ayuden con una vivienda, con los papeles legales, porque lo único que buscamos es una oportunidad.» La solicitud de un trabajo formal y una estabilidad legal es ahora su principal esperanza.
A lo largo de la entrevista, Johan compartió la angustia que vivió al ver que su sueño de llegar a Estados Unidos se desvanecía. «Cuando cruzamos la selva del Darién y todo el resto del trayecto, lo hicimos con la esperanza de llegar a Estados Unidos, pero todo eso cambió cuando las autoridades mexicanas nos detuvieron. Nos dijeron que el camino hacia el norte estaba cerrado, y no tuvimos otra opción que regresar, aunque sin saber a dónde ir,» relató con pesar.
El regreso a Venezuela no es una opción para Johan y su familia debido a la situación política y económica en su país natal, donde el hambre, la violencia y la crisis humanitaria han empujado a millones de personas a abandonar su hogar. En cambio, en Honduras, ven una pequeña oportunidad para rehacer sus vidas.
«Queremos que nuestros hijos puedan tener una educación y un futuro mejor. Sabemos que Honduras no es la solución definitiva, pero al menos queremos quedarnos aquí, pedir la oportunidad de organizarnos y poder trabajar de forma legal,» concluyó Johan, visiblemente cansado pero aún esperanzado en encontrar una mano amiga que les brinde la oportunidad que tanto anhelan.
El testimonio de Johan es solo uno de muchos que reflejan la dura realidad de los migrantes venezolanos que, al no poder continuar su viaje hacia el norte, han optado por quedarse en tierras hondureñas. La solicitud de ayuda humanitaria y legal se ha convertido en una necesidad urgente, pues miles de familias como la de Johan luchan por encontrar una salida a la desesperación.
Flujo de migrantes irregulares en Honduras cae drásticamente en 2024
Autoridades reportan una reducción significativa en el tránsito de migrantes por el país
El flujo de migrantes en condición irregular que ingresan a Honduras ha disminuido drásticamente en 2024, según informó Wilson Paz, director del Instituto Nacional de Migración (INM). Mientras que en 2023 se registraba un promedio de 35.000 personas al mes, en la actualidad la cifra ha bajado a entre 100 y 200 personas diarias, es decir, alrededor de 3.100 migrantes al mes.
La tendencia a la baja se ha reflejado de manera significativa desde inicios de este año. En enero de 2023, se registraron entre 5.000 y 6.000 migrantes en tránsito por Honduras, mientras que en todo 2023 la cifra total alcanzó las 545.000 personas, con un promedio mensual de 45.000. No obstante, el presente año muestra una reducción del 32,2 % en comparación con el año anterior, con un total de 369.000 migrantes irregulares registrados hasta la fecha.
Entre las principales nacionalidades de los migrantes que transitan por Honduras se encuentran venezolanos, colombianos, haitianos y ecuatorianos. Sin embargo, las rutas migratorias han cambiado.
Tradicionalmente, el flujo se dirigía del sur hacia el norte en busca de llegar a Estados Unidos, pero ahora se ha observado un fenómeno inverso, con migrantes que retornan a sus países de origen.
Este cambio en la dinámica migratoria, según Paz, se debe en gran medida a modificaciones en las políticas migratorias de los países de destino y tránsito, así como a las dificultades que enfrentan los migrantes en su camino hacia el norte. “Han sido rutas variables, pero hemos visto que muchos han decidido retornar, lo que ha contribuido a esta reducción en el flujo migratorio”, explicó.
La mayor parte de los migrantes irregulares ingresan a Honduras por el departamento de El Paraíso, específicamente a través de los municipios de Danlí y Trojes, fronterizos con Nicaragua. En estos puntos, el Estado ha establecido centros de atención al migrante, como el de Transicopa, donde se brinda asistencia humanitaria. Sin embargo, la afluencia ha disminuido notablemente en los últimos meses.
A pesar de la baja en las cifras oficiales, autoridades y organismos de derechos humanos advierten que muchos extranjeros continúan ingresando por pasos irregulares con la ayuda de traficantes de personas conocidos como “coyotes”, lo que supone un riesgo para su seguridad y dificulta el monitoreo de su tránsito por el país.
Con este panorama, Honduras enfrenta un nuevo reto en materia migratoria, marcado por la reducción del flujo y la modificación de las rutas de desplazamiento. Las autoridades continúan monitoreando la situación para adaptar las estrategias de atención y control fronterizo.
#NOTICIAS247HN | Venezolanos que regresan a Honduras, no buscando el norte, sino una oportunidad para sobrevivir.
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