«Dios le va a dar la oportunidad de vengarse, y se la va a poner frente a usted. Solo recuérdese de Hebreos 10:30: ‘Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor», dijo el pastor Germán Ponce.
SAN PEDRO SULA. El pastor Germán Ponce, líder de la iglesia Ebenezer en esta ciudad, compartió recientemente un impactante relato de fe, perdón y lucha interna, basado en una experiencia vivida hace más de 25 años. En esa ocasión, un grupo de ladrones irrumpió en su hogar, amenazando a su familia con armas. A pesar de la violencia del momento, Ponce destacó que la protección divina salvó a su familia, aunque los delincuentes lograron robar todas sus pertenencias.
«Recuerdo que a Ninoska (QDDG) la golpearon con la pistola en su rostro, es un recuerdo terrible. Gracias, Señor, porque guardaste nuestras vidas», expresó el pastor, quien, a pesar de la adversidad, encontró motivos para agradecer por la seguridad de su familia en medio del caos.
LLEGÓ LO IMPENSADO
El relato tomó un giro inesperado años después del asalto, cuando Ponce se encontró cara a cara con uno de los asaltantes. Al salir de un servicio dominical, un hombre se le acercó en el estacionamiento de un centro comercial. «Hermano, quiero hablar con usted. Estoy para servirle», le dijo el desconocido. «Pastor, quiero que ore por mí, ahorita». Tras insistir, el hombre confesó haber sido uno de los participantes en el robo.
«Yo fui quien los llevó aquella noche», reveló el hombre, dejando al pastor sorprendido y abrumado por la situación. «Cuando me dijo eso, se me salió el ‘saiyajin’, hermanos, me encendí. Y entonces le dije que lo perdonaba, pero en mi interior quería darle una patada…», relató Ponce, quien explicó que, a pesar de haber perdonado verbalmente al hombre en ese momento, una lucha interna comenzó a surgir dentro de él, entre su deseo de venganza y su fe en el perdón.
«Era como si el enemigo me susurrara: ‘Dale, se lo merece’. Pero el Espíritu Santo me recordó que ya lo había perdonado», continuó el pastor, quien, tras este recordatorio espiritual, logró resistir el impulso de buscar justicia por su cuenta.
JUSTICIA DIVINA
Tras haberlo perdonado, el hombre aún regresó y le preguntó cuándo era el próximo culto. El pastor le respondió: «Tú ya no estás invitado. Te perdoné, pero ya no estás invitado». Luego, en tono firme, le dijo: «No, no, y lo mandé a irse». El hombre no regresó a la iglesia.
Fueron meses después que Ponce lo vio en una actividad deportiva. Durante ese encuentro, el asaltante le confesó que los otros tres participantes del robo habían muerto, y que él vivía con el temor constante de perder también su vida.
«Me pidió cobertura espiritual, y en ese momento entendí que la verdadera justicia viene de Dios», comentó Ponce. El pastor reflexionó sobre cómo, a pesar de las heridas causadas por el asalto, el perdón y la intervención divina habían sido clave para sanar su alma y mantener la paz en su corazón. «Yo quería vengarme, pero gracias a Dios, el hombre me habló después de la Santa Cena», agregó.
Finalmente, Ponce dejó una poderosa enseñanza a su congregación: «Dios le va a dar la oportunidad de vengarse, y se la va a poner frente a usted. Solo recuérdese de Hebreos 10:30: ‘Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor'». Con estas palabras, el pastor compartió una lección profunda sobre la fe, el perdón y la verdadera justicia que proviene de Dios.
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— Noticias 24/7 HN (@noticias247hn) November 25, 2024