Tocoa, Colón. El pasado fin de semana, un suceso inesperado ocurrió en la comunidad de Quebrada de Arena durante un desalojo. En medio de la operación, un agente de la policía perdió su arma, la cual fue hallada por los vecinos. Tras unos momentos de incertidumbre, los habitantes decidieron devolverla. Sin embargo, su devolución no fue un simple acto, sino que vino acompañada de un significativo gesto: un ramo de flores y una nota con un mensaje claro y directo: “Mientras la policía nos trae balas a nuestra comunidad, nosotros les devolvemos flores.”
Este acto, aparentemente simple pero lleno de simbolismo, fue una respuesta a las constantes tensiones que la comunidad ha experimentado con las autoridades. La carta que acompañó las flores reflejaba el sentir colectivo de Quebrada de Arena: “Queremos recibir el mensaje y el amor que queremos entregar como comunidad. Tenemos un mensaje para ustedes.” Estas palabras no solo fueron una forma de entregar una respuesta pacífica, sino también una invitación a entender sus circunstancias.
Los habitantes de la comunidad no buscan el conflicto. En su mensaje, dejaron claro su deseo de vivir en paz, lejos de las etiquetas de violencia que muchas veces se les asignan. “Nosotros solo estamos queriendo paz para nuestra comunidad. No somos un pueblo que agredimos, no somos un pueblo delincuente,” escribieron, buscando desmentir la criminalización de su entorno.
El ramo de flores, que fue entregado con humildad y respeto, no fue solo un símbolo de reconciliación, sino también un acto de resistencia no violenta. Las flores, cargadas de significado —paz, libertad, pureza, inocencia y honestidad— se convirtieron en una poderosa declaración contra la violencia. A través de este gesto, Quebrada de Arena mostró su firme deseo de que la resolución a los problemas de la comunidad se logre sin recurrir a la confrontación.
En la carta también hubo espacio para una disculpa, por si el gesto de devolver las flores y el arma fuera malinterpretado. Los vecinos querían dejar en claro que su intención no era desafiar a las autoridades, sino abrir un espacio para el diálogo y la comprensión mutua. “Nosotros solo estamos buscando la paz,” reiteraron en su mensaje, pidiendo que el mismo espíritu de paz y humildad se recibiera por parte de todos.
La comunidad de Quebrada de Arena ha demostrado, con este acto simbólico, su deseo de un futuro mejor, alejado de la violencia y la criminalización. A través de flores y palabras sencillas, ha expresado un anhelo profundo de reconciliación, de ser escuchados y de vivir en un entorno seguro, donde los conflictos se resuelvan a través de la comunicación, el respeto y, por supuesto, la paz.