De acuerdo con medios de comunicación locales, la víctima fue abandonada por sus captores en las inmediaciones de una de las salidas de la ciudad. De acuerdo con la información preliminar, para su liberación se habría pagado una suma considerable de dinero, aunque hasta ahora este extremo no ha sido ni confirmado ni desvirtuado.

Una vez fue encontrado, Lisser Pinto fue trasladado a la sede de Medicina Forense, donde se le realizó un chequeo médico de rutina para evaluar su estado físico. Posteriormente, fue entregado a sus familiares, quienes expresaron su alivio por tenerlo de regreso, aunque visiblemente afectado por lo vivido.

El caso ha causado conmoción en Tocoa, donde vecinos y comerciantes expresaron su preocupación ante lo que consideran un preocupante repunte de hechos violentos en la zona. “Esto es un retroceso. Habíamos tenido cierta calma, pero ahora ya no se puede estar tranquilo ni en el día”, comentó un residente que prefirió no ser identificado.

La Policía Nacional y la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) ya han iniciado labores de búsqueda para dar con los responsables del secuestro. Se anunció que en las próximas horas se llevará a cabo una conferencia de prensa para ampliar los detalles del caso y confirmar las acciones que se están emprendiendo para capturar a los implicados.

Además, se confirmó que se implementarán operativos de saturación en diversos puntos del departamento de Colón, como parte de la estrategia para combatir el resurgimiento de estos delitos.

“El caso de Lisser no es aislado. Aquí estamos viendo cómo se está reactivando una práctica criminal que golpeó duro a esta región años atrás, y no podemos permitir que vuelva”, expresó un empresario local.

Organizaciones de la sociedad civil y sectores empresariales han pedido acciones concretas, así como una respuesta firme por parte del Estado para evitar que el secuestro y otros crímenes violentos vuelvan a tomar fuerza en Colón y en otras partes del país.

Mientras tanto, la comunidad tocoeña sigue con el corazón en la mano y los ojos puestos en las autoridades, esperando justicia y garantías reales de seguridad.