Exceso de demanda de dólares y políticas del Banco Central marcan el panorama económico.
TEGUCIGALPA. La acelerada devaluación del lempira, que actualmente se cotiza en 25.60 lempiras por dólar, ha desatado preocupación entre economistas y ciudadanos, dado su impacto en la economía nacional. Según Julio Raudales, ex-presidente del Colegio Hondureño de Economistas, esta tendencia está impulsada por un desbalance entre la oferta y la demanda de dólares en el mercado, principalmente atribuida a los importadores.
«Es evidente que la gran cantidad de demanda de dólares superó la oferta existente, lo que obligó al Banco Central de Honduras (BCH) a continuar deslizando la moneda para cumplir con los acuerdos pactados con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el año pasado«, explicó Raudales en una reciente entrevista con HRN. Entre estos compromisos figura la emisión del bono soberano con el que se cerró el ejercicio fiscal de 2024, cuyo éxito dependía de mantener el acuerdo con el organismo internacional.
Sin embargo, Raudales advirtió que la política de devaluación tiene un costo político para las autoridades, particularmente para el partido en el poder. «A las autoridades del partido gobernante no les gusta la devaluación porque afecta políticamente. Si tienen influencia sobre las decisiones del Banco Central, es probable que intenten detener esta depreciación de manera artificial en los próximos meses», afirmó.
Las implicancias de frenar la devaluación de forma artificial
Raudales subrayó que intervenir artificialmente para frenar la depreciación del lempira podría generar consecuencias económicas adversas. «Si no permitimos que la moneda refleje su valor real en el mercado, los hondureños continuarán adquiriendo bienes importados de manera desenfrenada, como celulares y vehículos nuevos, lo que aumenta el endeudamiento del país con el exterior», afirmó.
En su análisis, el economista hizo énfasis en la necesidad de adoptar medidas estructurales para corregir la situación. «La única forma sostenible de revertir esta dinámica es fomentar las exportaciones, mejorar la competitividad del país y atraer más inversión extranjera. Sin un plan claro en esta dirección, seguiremos enfrentando problemas«, añadió.
Un panorama incierto
A pesar de la importancia de estos ajustes estructurales, Raudales considera que la falta de un plan nacional para incentivar las exportaciones y fortalecer la confianza en Honduras como destino de inversión extranjera podría agravar los problemas económicos a mediano y largo plazo.
Por ahora, la estabilidad de la moneda parece depender de un delicado equilibrio entre las decisiones del Banco Central, la influencia política y los compromisos internacionales adquiridos con el FMI. Los próximos meses serán cruciales para determinar si Honduras adopta una política económica sostenible o enfrenta nuevos desafíos en su economía.