Tegucigalpa. En una reciente declaración que ha captado la atención internacional y ante todo de Honduras, Marco Rubio, Secretario de Estado de los Estados Unidos, dejó claro el enfoque estratégico de su gobierno en cuanto a la cooperación con los países de la región, en especial con materia de seguridad.
«Hay muchas personas en el mundo culpables de delitos que son fugitivos, pero algunos de ellos son objetivos estratégicos, es decir, su captura nos ayuda a fortalecer a nuestros socios y a cortar la cabeza de la serpiente de un grupo transnacional particularmente peligroso», expresó Rubio, al referirse a la importancia de los procesos de extradición en la lucha contra el crimen organizado internacional.
En ese mismo contexto, el Secretario de Estado enfatizó que “por eso vamos a trabajar muy de cerca con nuestra nueva fiscal general y el Departamento de Justicia está priorizando nuestras solicitudes de extradición para que se alineen con nuestro objetivo estratégico en cuanto a quién estamos buscando».
Asimismo, Rubio resaltó que el fortalecimiento de estos lazos judiciales y la colaboración en materia de extradición no solo busca mejorar la seguridad de la región, sino también crear alianzas en otros frentes, como el control de la migración y el impulso de relaciones comerciales. «Podemos fortalecer los lazos comerciales, crear alianzas para controlar la migración y mejorar la seguridad de nuestro hemisferio», dijo, destacando el enfoque integral que Estados Unidos pretende alcanzar mediante esta cooperación.
Estas declaraciones mantienen la expectativa de cómo las nuevas políticas afectarán la lucha contra el crimen organizado y los flujos migratorios en la región.
Esta es la primera vez que Rubio se expresa sobre el tema de la extradición en la lucha contra el crimen organizado internacional. Es de recordar que el pasado agosto la presidenta hondureña, Xiomara Castro, ordenó al canciller, Eduardo Enrique Reina, «denunciar» el tratado de extradición con Estados Unidos, al tiempo que afirmó que «es intolerable» que EE.UU. pretenda dirigir la política del país centroamericano.