Tegucigalpa. El expresidente de Honduras, José Manuel Zelaya, ofreció una entrevista en Radio HRN, la cual, pese a extenderse por casi dos horas, resultó una reiteración de los mismos puntos que había abordado en ocasiones anteriores. Sin embargo, esta vez lo hizo desde su residencia en Olancho, un cambio simbólico que reflejaba, quizás, su necesidad de situarse fuera del foco político tradicional para hablar sobre los procesos electorales internos y los desafíos del país.
El proceso electoral primario
Uno de los temas principales abordados por el expresidente Zelaya fue el proceso electoral primario y las irregularidades detectadas durante su desarrollo. En sus palabras, la organización de las elecciones primarias fue un proceso tecnificado que, pese a ciertos inconvenientes, había registrado avances significativos respecto a elecciones anteriores. Según Zelaya, las irregularidades, como el obstruccionismo en la llegada de urnas a los centros de votación, fueron mínimas y no afectaron de manera sustancial el resultado general del proceso.
“Estamos informados directamente por el Consejo Nacional Electoral para poner los correctivos que ellos están considerando. Espero que todo el pueblo de Honduras esté consciente de que hubo un incidente grave, lamentable, como nunca había sucedido, pero en apenas un porcentaje mínimo de urnas,” señaló el presidente, minimizando el impacto de estos inconvenientes.
Zelaya también destacó la importancia de los avances tecnológicos implementados durante la jornada electoral, como el uso del registro biométrico por huella digital y la transmisión provisional de resultados, elementos que, en su opinión, contribuyeron a una mayor transparencia del proceso. “Hace 20 años yo tuve que esperar 22 días para que me dieran resultados en el famoso Tribunal Supremo de Elecciones. Hoy ya en las primeras horas de la noche se están dando resultados, el proceso es verificable,” afirmó.
En su evaluación del proceso electoral, el presidente Zelaya destacó el crecimiento del Partido Libertad y Refundación (Libre), que, según sus palabras, fue el que más aumentó su caudal electoral. Este crecimiento, para Zelaya, reflejaba el respaldo popular tanto para su partido como para la presidenta Xiomara Castro. “Si el gobierno de Xiomara no tuviera el respaldo popular que tiene ella misma como presidenta, su partido que es el que la apoya, tampoco tuviera este crecimiento,” manifestó.
El exmandatario también resaltó que el Partido Liberal, a pesar de no haber obtenido los resultados esperados, logró posicionar a su candidata más votada, Rexy Moncada, quien según Zelaya, se convirtió en la figura más sobresaliente de la jornada.
Las Fuerzas Armadas y la seguridad nacional
Otro tema del que hablo fue el papel de las Fuerzas Armadas de Honduras. Zelaya, reconoció la mejora en su desempeño bajo la administración de la presidenta Xiomara Castro, particularmente en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. En sus declaraciones, elogió los avances en la tecnología militar y la cooperación entre las Fuerzas Armadas y la policía nacional, lo cual, según él, ha resultado en una disminución significativa de los homicidios y en la protección de los recursos naturales.
«Se ha potenciado la Fuerza Aérea, si usted se refiere al papel de las Fuerzas Armadas dentro del proceso electoral, ahí le puedo hacer un comentario. La ley manda,» agregó Zelaya, aludiendo a las normativas que regulan la intervención militar en los procesos electorales.
Críticas a los detractores
A lo largo de la entrevista, el expresidente no escatimó en críticas a aquellos que han cuestionado su carrera política. Recordó cómo, desde sus primeros pasos en la política, ha enfrentado ataques constantes de sus detractores, pero que, a pesar de ello, sigue adelante. “Mis detractores han intentado cercenar mi carrera política desde el primer día que di el primer paso en 1979-80, o sea, hace 44 años,” indicó, minimizando la influencia de estos opositores.
En cuanto a la política internacional, Zelaya también fue enfático en rechazar las acusaciones de que el gobierno de Libre estaría recibiendo asesoramiento de Venezuela. De acuerdo con el mandatario, las relaciones externas del gobierno “están vinculadas a la lucha contra el modelo neoliberal impuesto por los acuerdos internacionales, y destacó que los planes extranjeros en Honduras provienen más bien de Europa y Estados Unidos, no de Venezuela”.
El expresidente se mostró optimista respecto al futuro del país, asegurando que la próxima elección general será una «fiesta democrática». A pesar de los desafíos y las críticas, Zelaya expresó su confianza en el proceso electoral y en la capacidad de su partido para obtener resultados favorables. En relación con los rumores de que Libre podría enfrentar un caos si no alcanza los votos necesarios en las elecciones generales, Zelaya desestimó esas especulaciones y aseguró que el pueblo hondureño será testigo de un proceso democrático legítimo.
Bipartidismo
El ex mandatario no dudó en criticar las voces opositoras que han cuestionado la legitimidad de los resultados. En su opinión, «lo que no se dice es que el proceso lo dirige el bipartidismo, no lo dirige Libre». Zelaya insistió en que la crítica mediática sobre los incidentes ocurridos en Tegucigalpa, relacionados con la obstrucción de urnas en algunos centros de votación, es parte de una campaña para desprestigiar el proceso. «Eso es un invento, es una campaña mediática para desfigurar», señaló, refiriéndose al incidente como un problema aislado, que no debe empañar el trabajo que se ha realizado.
Además, Zelaya acusó al bipartidismo de haber sido responsable de muchos de los problemas del país, aludiendo a las acusaciones de corrupción y narcotráfico que han sido históricamente vinculadas a los partidos tradicionales, como el Partido Nacional y el Partido Liberal. «¿Quién ha dado golpes de Estado aquí? ¿Quién ha saqueado el país?», se preguntó, asegurando que Libre es el único partido que ha mostrado verdadero interés en promover el cambio y la democracia en el país.
En relación con la situación de seguridad y el narcotráfico, el mandatario destacó los avances en la lucha contra el crimen organizado, haciendo hincapié en la cooperación internacional y la modernización de las Fuerzas Armadas. No obstante, al ser cuestionado sobre la relación con los Estados Unidos, Zelaya fue firme en su postura de que el país debe continuar con la lucha, pero también criticó la intervención histórica de potencias extranjeras en los asuntos internos de Honduras.
El expresidente también reflexionó sobre las críticas que ha recibido su gobierno y el actual, particularmente en lo que respecta a la figura de su hermano, Carlos Zelaya, y su renuncia a la diputación. Aclaró que la renuncia de su hermano fue una muestra de integridad y transparencia. Según José Manuel Zelaya, su hermano renunció para evitar que su nombre se utilizara con fines políticos, reiterando que no existe ninguna evidencia que vincule a su familia con actividades ilícitas. Además, destacó que la renuncia de Carlos demuestra un nivel de honestidad que, según él, es necesario en la política hondureña.
Sobre las acusaciones que vinculaban a su partido con asesores extranjeros, el presidente reiteró que «los planes extranjeros que han estado aquí no han estado dirigidos por Venezuela», sino que fueron impulsados por potencias de Europa y Estados Unidos, países que han tenido gran influencia en los modelos económicos neoliberales aplicados en Honduras.
Se refirió además sobre las declaraciones del exmandatario Porfirio Lobo Sosa, quien sugirió que hay personas trabajando para evitar las elecciones de noviembre y que las Fuerzas Armadas estarían involucradas. Zelaya respondió rechazando las afirmaciones y reiterando que el verdadero peligro para la democracia es el «bipartidismo unido».
«Nosotros somos los que estamos luchando por la democracia. “A mí me sacaron con un golpe de Estado», expresó, subrayando a su criterio que el Partido Libre es el único defensor genuino del orden democrático en el país.
En sus declaraciones, el exmandatario no dudó en señalar que quienes «tomaron las armas», «saquearon el país» y se involucraron con carteles de narcotráfico son los actores que siguen gobernando Honduras desde las sombras. A lo largo de su análisis, apuntó que “mientras los líderes de su partido, como Rixi Moncada, han gozado de aceptación popular, especialmente en las últimas elecciones, los opositores siguen defendiendo intereses corruptos que, según él, tienen la mayor parte del control económico y político del país”.
En cuanto a las acusaciones de caos político que circulan en los medios de comunicación, el exmandatario ha respondido con firmeza: «¿Cómo va a ser caos la lucha por sostener la democracia?», apuntando que el verdadero caos ha sido producto del bipartidismo que, según él, no solo ha fallado en garantizar una democracia plena, sino que ha arrastrado al país hacia la corrupción y el narcotráfico.
Refiriéndose al vínculo entre algunos sectores de la oposición y Estados Unidos, el expresidente fue tajante: «Ellos son los que gobiernan, no nosotros. Nosotros somos el poder formal, pero el verdadero poder lo tienen los banqueros, los empresarios, los que están detrás de la estructura económica y las leyes que favorecen a los poderosos.»
Gobierno de Transición
En cuanto a la situación del gobierno de la presidenta Xiomara Castro, el expresidente señaló que aunque el poder sigue estando en manos de las élites económicas, el gobierno actual ha logrado ciertos avances en la lucha contra la corrupción y el ordenamiento de las finanzas públicas. Sin embargo, admitió que los obstáculos siguen siendo numerosos debido a la presencia de figuras vinculadas a intereses contrarios al bienestar popular.
«Este es un gobierno de transición. Lo primero que tuvimos que hacer fue sacar a lo más podrido del país», aseveró, aludiendo a la administración de gobiernos anteriores que, según él, gobernaron con un claro enfoque en la corrupción y la concentración de poder.
Unión, un solo candidato
Al preguntársele sobre las perspectivas de su partido en las próximas elecciones, el exmandatario fue claro: la unidad es clave para poder desafiar al bipartidismo. «Yo prefiero que se unan, que vayan en un solo candidato y que se enfrenten a la libertad», expresó, sugiriendo que la lucha contra las estructuras de poder establecidas podría ser más efectiva si los partidos de oposición logran unificar sus esfuerzos.
Además, no dudó en resaltar la creciente popularidad de figuras como Rixi Moncada, quien, según sus encuestas, ha logrado un fuerte apoyo tanto dentro de su partido como en sectores más amplios de la población. «Rixi tiene el 90% de aceptación dentro de Libre y un 37% en la población general», indicó, lo que señala la consolidación de su liderazgo dentro de la oposición.
Un punto central de su discurso fue la necesidad de crear una Corte Suprema de Justicia que garantice un verdadero Estado de Derecho. «Nombrar una Corte de Justicia donde la mayoría es bipartidismo, pero ahí está la Corte», comentó, subrayando que, pese a los avances, aún persisten las influencias de viejos sectores económicos que han monopolizado el poder político y judicial del país. Este fenómeno, explicó, está vinculado con la estructura de poder de las diez familias más influyentes de Honduras, quienes, a lo largo de las décadas, han tenido una gran influencia sobre las decisiones gubernamentales y judiciales.
Uno de los puntos más álgidos en su entrevista fue la referencia al trabajo de la Fiscalía General, dirigida por Johel Zelaya, quien, según el expresidente, ha tenido la misión de iniciar un proceso de depuración dentro de las instituciones del Estado. Sin embargo, también destacó la fragilidad de este proceso, al señalar que el sistema de justicia en Honduras está dominado por aquellos con mayores recursos y que, por tanto, la lucha contra la corrupción y la impunidad se enfrenta a enormes obstáculos.
Zelaya defendió las medidas adoptadas por el gobierno actual, incluyendo las reformas en infraestructura y en el sistema de salud, a pesar de los desafíos dejados por la administración anterior. «El proyecto de hospitales es un proyecto revolucionario y está en desarrollo aún con todas las dificultades de lo que dejó la dictadura anterior», sostuvo, aludiendo a los avances en la mejora de los servicios públicos.
En cuanto al futuro político de Honduras, Zelaya dejó claro que la propuesta de continuar con la «refundación» del país es más que una simple aspiración ideológica. Aseguró que el socialismo, tal como lo entendía, está basado en principios cristianos de compartir y trabajar por el bien común. «El socialismo es la construcción de un ideal, de un sueño del cristianismo, de compartir con el prójimo el amor que uno tiene por una causa», explicó, tratando de redibujar el concepto del socialismo en un contexto hondureño.
A pesar de las reformas y de los avances visibles en algunas áreas, la crítica hacia los mecanismos de elección y los sistemas de consulta popular sigue siendo una constante. El exmandatario recordó que uno de los proyectos más legítimos en la historia del país, como lo fue la consulta popular de la cuarta urna, fue detenido por los sectores más poderosos del país, quienes se sienten amenazados por cualquier intento de consulta directa con el pueblo.
En este contexto, la crítica a la falta de confianza en la justicia y en la imparcialidad de las instituciones del Estado es una constante. A lo largo de su discurso, Zelaya insistió en que el problema más grave que enfrenta el país no es únicamente el económico, sino una justicia manipulada por intereses económicos y políticos que han dejado al pueblo hondureño sin una verdadera defensa.
“Lo que ha hecho en tres años es ordenar las finanzas públicas, cancelar los fideicomisos corruptos con los que se recasían diez familias poderosas del país, ordenar la estructura del Estado de Derecho. Pero la justicia sigue estando bajo el control de los grandes intereses”, concluyó, dejando claro que, aunque se avanza, el camino hacia una democracia plena y un Estado de Derecho funcional es todavía largo.
El expresidente también abordó el tema de la impunidad en el país, haciendo una crítica directa a la violencia sistemática y a la corrupción. Enfatizó que un gobierno de transición debe trabajar hacia la justicia y la verdad, así como combatir la ambición y la distorsión que, según él, han afectado profundamente a la sociedad hondureña. Zelaya sostuvo que, a pesar de los avances en la seguridad y en el combate al crimen, los logros en estos ámbitos no pueden ser completos sin una reforma sustancial en el sistema de justicia, que ha sido históricamente débil frente a la impunidad.
La Extradición y la Respuesta a las Críticas
Un tema que dominó parte de la conversación fue el proceso de extradición en Honduras. Zelaya defendió el tratado de extradición con Estados Unidos, aclarando que, a pesar de las tensiones políticas que surgieron durante su gobierno, nunca hubo una intención de eliminar dicho tratado. “La extradición está abierta, siempre ha estado abierta,” afirmó, reiterando que la extradición se ha utilizado para enfrentar crímenes graves como el narcotráfico y la corrupción. Zelaya también abordó las críticas sobre la relación de su familia con el narcotráfico, en particular el caso de su hermano Carlos Zelaya, quien, según el expresidente, renunció voluntariamente a sus cargos en el Congreso para no involucrar a su familia en un escándalo político.
En cuanto a las acusaciones de financiamiento irregular a su partido, el exmandatario insistió en que la campaña de Libertad y Refundación fue siempre transparente y que nunca recibió dinero proveniente del narcotráfico. “Todo ha sido transparente, depositado en cuentas, reportado al Estado,” afirmó, rechazando categóricamente cualquier vínculo con actividades ilícitas.
Seguridad y Violencia en Honduras
Otro de los puntos clave tocados por Zelaya fue el problema de la violencia en Honduras. En su opinión, el narcotráfico y la corrupción han inundado la sociedad hondureña, convirtiendo al país en un «paraíso para los criminales». Reconoció los esfuerzos que se han realizado en materia de seguridad, mencionando que el actual gobierno ha aumentado la capacitación de la policía y ha mejorado la infraestructura en las cárceles. Sin embargo, también subrayó que este proceso es largo y que la violencia no se resolverá con soluciones rápidas.
Zelaya también hizo una comparación entre Honduras y El Salvador, al referirse al modelo de seguridad implementado por el presidente Bukele. En su opinión, no se puede aplicar el mismo enfoque en Honduras debido a las diferencias territoriales y sociales entre ambos países. Además, dejó claro que el combate al crimen organizado debe hacerse respetando los derechos humanos y el Estado de Derecho, sin caer en medidas autoritarias.
La ministra de Defensa
Zelaya dio un especial reconocimiento a la secretaría de Defensa, una figura clave en la administración actual. Zelaya destacó que «la ministra de Defensa ha hecho un trabajo extraordinario. La ministra, la primera mujer en ocupar este cargo en la historia de Honduras, ha sido señalada como un referente de inteligencia y carácter. Es una mujer con mucha inteligencia, dirigiendo ejércitos», dijo Zelaya, resaltando la importancia de su liderazgo en un entorno tan complejo como el de la seguridad nacional.
El tema de la extradición y la lucha contra el narcotráfico
Uno de los temas recurrentes en la entrevista fue la extradición, un asunto que ha generado controversias a lo largo del gobierno actual. Zelaya dejó claro que nunca hubo una intención de suspender este proceso, como algunos sectores habían sugerido. «La extradición está abierta, siempre ha estado abierta», afirmó. No obstante, también se refirió a las amenazas que enfrentaron altos funcionarios de seguridad, como el jefe del Estado Mayor Conjunto, lo que motivó una denuncia contra el tratado de extradición. A pesar de estos episodios, aseguró que el gobierno sigue comprometido con la lucha contra el narcotráfico y la corrupción.
El liderazgo en disputa: ¿quién manda?
Uno de los momentos más tensos de la entrevista fue la pregunta sobre la dinámica de poder dentro del gobierno actual, especialmente en relación con la figura de la presidenta Xiomara Castro. Cuando se le preguntó si él o la presidenta son quienes realmente «mandan», Zelaya no dudó en defender su rol. «En mi casa manda la jefa», respondió con una sonrisa, haciendo referencia a la relación de pareja que mantiene con la presidenta. No obstante, dejó claro que las decisiones dentro del gobierno son tomadas de manera conjunta, asegurando que, a pesar de los rumores sobre las diferencias de poder, ambos trabajan en un mismo objetivo: el bienestar del país.