Las víctimas, identificadas como José Alejandro Martínez Bustillo (25) y Anderson José Martínez Juárez (26), habían acudido el jueves 2 de mayo a realizar labores de instalación de sistemas eléctricos en una comunidad de Santa Ana, luego de ser contratados por una persona que los citó en el sitio.
Una vez en el lugar, ambos hombres fueron interceptados mediante una llamada telefónica en la que se les advirtió que habían ingresado a una zona controlada por una estructura delictiva. «Les dijeron que si hacían un solo movimiento, les dispararían porque ya estaban rodeados», relató una fuente policial. Los trabajadores, en medio del temor, se comunicaron con su gerente para alertarlo del secuestro y transmitir la exigencia de rescate.
La respuesta policial fue inmediata. Un equipo de la Unidad Nacional Antisecuestros (UNAS), adscrito a la DPI, se desplazó a la zona, identificó el área boscosa en la que estaban retenidas las víctimas y, en una operación de inteligencia y precisión, logró liberarlas sin que sufrieran daños.
Aunque los captores lograron huir antes del operativo, las autoridades ya manejan pistas sobre su paradero. «Se trata de una nueva modalidad criminal: se hacen pasar por clientes para atraer trabajadores a zonas rurales y luego pedir rescate a los empleadores», advirtió un oficial asignado al caso.