Un estudio revela que el 50% de los trabajadores teme perder su trabajo por la automatización
Redacción. “¿Y si una máquina hace mejor mi trabajo?” Es una pregunta que retumba cada vez más en oficinas, fábricas y centros de llamadas en Honduras.
La preocupación no es paranoia: un reciente informe de Deloitte, titulado “Tendencias Globales de Capital Humano 2025”, confirma que el 50 % de los trabajadores hondureños se sienten inseguros ante la posibilidad de ser reemplazados por la inteligencia artificial (IA).
Este dato refleja una creciente ansiedad social frente a una transformación que ya está en marcha.
Las empresas, presionadas por la competencia global, están adoptando tecnología no solo para mejorar procesos, sino para reducir costos. Y en ese camino, muchos empleos están quedando atrás.
La puerta al primer empleo, en riesgo
La automatización ya no es una predicción futurista. Es una realidad que está reemplazando principalmente empleos de nivel básico, que son, según el informe, “la puerta de entrada al mundo laboral para los jóvenes y trabajadores sin experiencia”.
Deloitte también advierte que no basta con incorporar tecnología; se debe “rediseñar el trabajo de forma intencional” para que el ser humano siga siendo el eje central de las organizaciones. Sin embargo, en muchas empresas hondureñas aún no se ve con claridad ese rediseño, lo cual genera más dudas que certezas.
El reto no es solo tecnológico
El impacto de la IA va más allá de lo técnico. “El cambio no es solo operativo, es cultural y estructural”, dice el informe. Las empresas deben revisar sus políticas internas, invertir en formación continua y trazar con precisión qué tareas seguirán siendo humanas y cuáles serán delegadas a los algoritmos.
Para los líderes empresariales, la disyuntiva es compleja: deben equilibrar la rentabilidad con el bienestar de sus empleados. Hoy ya no basta con implementar un software, también hay que considerar las implicaciones éticas y sociales de cada decisión.
¿Está Honduras lista?
Este momento exige una respuesta más allá del sector privado. El país necesita políticas públicas enfocadas en educación digital, reconversión laboral y desarrollo de habilidades blandas.
La gran pregunta es si Honduras está preparada para acompañar a su fuerza laboral en esta transición, o si, por el contrario, corre el riesgo de dejar a miles sin rumbo claro en la era tecnológica.
La inteligencia artificial no debe ser vista como una amenaza, sino como una aliada. Pero eso solo será posible si se toma acción ahora. El futuro del trabajo en Honduras aún puede escribirse con criterio humano, no solo con algoritmos.