Sólo el miércoles de esta semana, se produjeron alrededor de cuatro asaltos registrados por cámaras de seguridad en diferentes zonas de Honduras. No obstante, no todas las acciones delictivas que se suscitan en el país son expuestas por mecanismos de vigilancia.
TEGUCIGALPA. La ola de asalto y las muertes violentas que circulan en videos dispersos en las diferentes plataformas sociales provocan en la sociedad frustración, miedo y desesperanza, esos sentimientos y emociones prevalecen en los hondureños que día a día lucha se afrontan a los retos de la cotidianeidad, pidiendo a Dios gozar del privilegio de regresar sano y salvo a su hogar, dado el contexto de la inseguridad que prevalece en Honduras.
Pese a cifras oficiales expuestas por la Secretaría de Seguridad que se ufanan por una reducción de 805 homicidios, equivalente a un -26% en la tasa de homicidios por cada 100,000 habitantes en Honduras, los hondureños no perciben ese logro por hechos diarios que se registran a nivel nacional.
Nelson Castañeda, investigador en temas de seguridad de la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), expresó el grave panorama de inseguridad en Honduras y detalló que los asesinatos y los robos, se han posicionado como el peor temor que invade a los “catrachos”.
Para el analista estos flagelos además de perpetrar el clima de inseguridad, negativamente afecta el crecimiento económico del país, los niveles que está alcanzando Honduras, “son críticos” aseguró.
“La gente tiene miedo, se siente amenazada y teme incluso salir a la calle y no regresar segura a casa” lamentó Castañeda.
Destacó que, en la temporada navideña, las actividades delictivas se incrementan notablemente cuando “debe de ser una época de unión y reflexión” en contraste asegura que “se ha convertido en un mes de nerviosismo para muchos empresarios, debido a la intensificación de las actividades criminales”.
ESTADO DE EXCEPCIÓN
El representante de sociedad civil cuestionó que los robos y asesinados incrementen en medio de un polémico y cuestionado estado de excepción.
“Es preocupante que el crimen organizado opere con tanta facilidad, ya sea en viviendas, en la vía pública o mediante la extorsión. Incluso en lugares donde se espera una reacción inmediata gracias a cámaras de vigilancia, muchas veces estas no están funcionando”, cuestionó.
El analista indicó que el estado de excepción permite a las autoridades más libertar para ingresar a zonas de alto riesgo y poder realizar intervenciones enfocadas en la prevención de delitos como asaltos y las extorsiones.
Ante el panorama, planteó que difícilmente el 2025 podría mostrar signos de mejoría en torno al tema de seguridad, situación que genera nerviosismo e incertidumbre en la indefensa población.
ASALTOS RECIENTES
El asaltó más reciente fue que se virilizó en redes sociales donde una pareja de hondureños fue víctima de robo en San Pedro Sula. Al menos cinco malvivientes los interceptó para robarle su vehículo y otros artículos en el barrio Barandillas de esta ciudad.
Ese mismo día en el Barrio Guamilito de San Pedro Sula, dos hombres armados ingresaron a un negocio y, en cuestión de minutos, sustrajeron dinero y objetos de valor.
En un tercer atracó cámaras de seguridad de un local comercial en la capital expusieron, una vez más, la desfachatez de los delincuentes que operan en el país. En un video que rápidamente se ha hecho viral, un hombre ingreso al estacionamiento, no para realizar compras, sino para delinquir con total tranquilidad.
Cabe destacar, que los asaltos se produjeron el día miércoles.
Estos han quedado grabados por cámaras de seguridad, sin embargo, hay miles de comercios y viviendas que no disponen este mecanismo que permite registrar las acciones de robo en perjuicio de la población que se encuentra “atada de manos” ante el creciente nivel de inseguridad.
Ante la situación Castañeda lanzó un llamado enérgico a los entes de seguridad encargados de brindar protección a los hondureños: como la Policía, las Fuerzas Armadas, el Ministerio Público y el Poder Judicial, pidió desarrollar estrategias y actuar con “medidas contundentes y serias para combatir el crimen”.