Los pueblos misquito, garífuna y otros exigen la cancelación del proyecto y advierten de medidas drásticas si no son escuchados.
Gracias a Dios, Honduras. Las comunidades indígenas del departamento de Gracias a Dios cumplen siete días de ayuno en el campamento de Mocorón como medida de protesta contra la construcción de una cárcel en tierras que consideran sagradas. Según Mirna Wood, vicepresidenta de la organización MASTA (Mosquitia Asla Takanka), las Fuerzas Armadas de Honduras han confiscado terrenos para ejecutar este proyecto, los cuales, afirma, están ubicados sobre tumbas ancestrales.
«Estamos orando y pidiendo a Dios que nos proteja, porque la construcción de esta cárcel es una afrenta a nuestra historia y nuestra cultura. Aquí descansan nuestros ancestros», expresó Wood al dar a conocer las acciones de resistencia.
La protesta, que involucra a las cuatro etnias principales de la región, incluidos los misquitos y los garífunas, ha sido acompañada de un contundente llamado a las autoridades. «Este año no habrá clases en La Mosquitia hasta que la presidenta Xiomara Castro cancele la idea de llevar la cárcel a nuestro territorio», advirtieron los líderes indígenas en un comunicado conjunto.
Reclamos y advertencias
Los manifestantes consideran que el proyecto penitenciario representa no solo una violación a sus derechos territoriales, sino también un irrespeto a su identidad cultural y espiritual. En este sentido, la comunidad ha manifestado un profundo temor ante la militarización de la zona. «Hay temor en el pueblo y estamos conscientes de eso, pero no vamos a desistir», aseguró Wood, destacando la unidad de las comunidades afectadas.
Además, han emitido una fuerte advertencia: si las Fuerzas Armadas no devuelven las tierras confiscadas, tomarán medidas drásticas. Entre estas, mencionaron la posibilidad de impedir las elecciones internas en Gracias a Dios y exigir el cierre del 5.º Batallón de Infantería, ubicado en la región.
El conflicto refleja las tensiones históricas en La Mosquitia, una región rica en biodiversidad pero también marcada por décadas de abandono estatal y conflictos territoriales. Las comunidades indígenas han luchado por la titulación y el respeto de sus tierras ancestrales, amparadas en convenios internacionales como el Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales.
Hasta el momento, las autoridades no han emitido una respuesta oficial a las demandas de las comunidades. Sin embargo, el tema ha generado preocupación a nivel nacional, especialmente ante las repercusiones sociales y políticas que podría tener en la región.
Las comunidades de Gracias a Dios reiteraron su disposición al diálogo, siempre y cuando se respeten sus derechos. Mientras tanto, el ayuno en el campamento de Mocorón continúa como símbolo de resistencia pacífica y espiritual.