“Vivimos corriendo, pero no sabemos a dónde vamos”, afirman especialistas sobre el estrés en Honduras.
Tegucigalpa. El estrés, esa presión invisible que pesa sobre los hombros de miles de hondureños, se ha convertido en una enfermedad silenciosa pero en constante crecimiento.
El caos vehicular, las dificultades económicas, la inseguridad y hasta los conflictos personales forman parte del coctel diario que mantiene a la población bajo tensión.
El estrés es una reacción natural del cuerpo y la mente ante una situación difícil o amenazante, pero cuando se prolonga o no se controla, puede enfermar, explicó el doctor Lester Mendoza, jefe de psicología del Hospital Mario Mendoza.
Desde eventos aparentemente felices como el nacimiento de un hijo o una luna de miel, hasta pérdidas, divorcios y presiones sociales, todo puede generar estrés.
El problema es cuando no se regula. La mente se descontrola y, en consecuencia, el cuerpo también, advierte el experto.
La Clínica del Estrés: una respuesta a una necesidad social
La Clínica del Estrés fue inaugurada en septiembre pasado como una iniciativa del Hospital Mario Mendoza.
Actualmente atiende a unos 100 pacientes en modalidad ambulatoria, explicó el doctor Mendoza. Aunque no está abierta al público en general, las personas interesadas pueden ingresar con una referencia médica y pasar por un proceso de evaluación.
“La idea es ofrecer una alternativa a la medicación. Sabemos que los fármacos no resuelven los conflictos de fondo, y muchos de ellos pueden generar dependencia”, señaló.
En la clínica se promueve un enfoque integral que incluye actividades como la psicoterapia grupal, gimnasia, zumba, meditación y manualidades.
“Queremos que el paciente libere estrés de forma natural y aprenda a controlarlo”, dijo Mendoza.
El cuerpo habla: cómo el estrés afecta la salud
El especialista detalla que el estrés genera respuestas fisiológicas que pueden desencadenar enfermedades como gastritis, hipertensión o problemas cardíacos.
“No solo nos enferma emocionalmente, también tiene consecuencias físicas reales”, afirmó.
Además, advirtió que el estrés puede evolucionar hacia trastornos más severos como la ansiedad y los ataques de pánico. “La ansiedad es una reacción disfuncional que produce miedo, palpitaciones y sensación de ahogo. Y el ataque de pánico es su punto más alto: aparece de repente y hace que la persona crea que va a morir”, explicó.
Estrés: parte inevitable de la vida, pero controlable
El mensaje es claro: “Nadie se libera del estrés, pero sí se puede aprender a manejarlo. La vida humana conlleva sufrimiento, pero no todo sufrimiento requiere medicación. A veces basta con aprender a vivir con serenidad”.
El doctor Mendoza recomienda el ejercicio diario, la alimentación balanceada y disfrutar de pequeños placeres como salir con amigos, bailar, o simplemente desconectarse de la rutina como medidas preventivas.
Dijo que hasta una fiesta puede ser terapéutica.
En una ciudad donde el tráfico y las preocupaciones no dan tregua, el llamado de los especialistas es claro: cuidar la salud mental debe ser una prioridad.