El acuerdo busca sanar las heridas de la crisis política de 2009, garantizando el regreso de figuras políticas exiliadas y el respeto a los derechos humanos en Honduras.
Tegucigalpa. En una reciente entrevista en el medio ICN Digital, el expresidente Porfirio Lobo Sosa destacó la importancia del Acuerdo de Cartagena, firmado en 2011, y expresó su desacuerdo con la actual persecución política que afecta a figuras clave del golpe de estado de 2009. Lobo, quien fue una pieza central en el contexto político posterior al golpe, no solo defendió el acuerdo como un proceso de reconciliación nacional, sino que también criticó la criminalización de exfuncionarios, como el excomandante de las Fuerzas Armadas Romeo Vázquez Velázquez y el expresidente del Congreso Roberto Micheletti, ambos involucrados en los eventos de 2009.
En sus declaraciones, Lobo recordó que el acuerdo de Cartagena fue un esfuerzo internacional para lograr la reconciliación política en Honduras, tras la crisis que resultó en el derrocamiento del expresidente Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009. “El pacto de Cartagena no tenía nada que ver con Roberto Micheletti”, subrayó Lobo Sosa, al desmentir la implicación del exmandatario en la mediación que se llevó a cabo en la ciudad de Cartagena, Colombia, entre los presidentes de Colombia Juan Manuel Santos, Venezuela Hugo Chávez, y el presidente hondureño Porfirio Lobo, con la participación telefónica del mismo Zelaya. El objetivo de este acuerdo, según el expresidente Lobo, fue lograr la reincorporación de Honduras en la Organización de Estados Americanos (OEA) y permitir el regreso de Zelaya al país.
Lobo explicó que el pacto se sustentó en la voluntad de poner a un lado las diferencias, asegurando que Honduras superara la polarización social que surgió a raíz del golpe. A pesar de que el acuerdo permitió que Zelaya regresara a Honduras y garantizó su libertad política, Lobo advirtió que el proceso de reconciliación no ha tenido el impacto esperado, ya que el actual gobierno de Libre ha utilizado a figuras como Romeo Vázquez Velázquez para fines políticos.
«No es justicia, es venganza»: Lobo denuncia persecución política
“Lo que está ocurriendo ahora no es justicia, es venganza”, sentenció Lobo, refiriéndose a las acusaciones de asesinato presentadas contra el excomandante de las Fuerzas Armadas. Vázquez Velázquez ha sido acusado de participar en el asesinato de un joven durante las protestas contra el golpe, un caso que sigue siendo muy polémico en Honduras. Lobo expresó su rotunda desaprobación de este proceso judicial, calificando las acusaciones contra Vázquez Velázquez como “injustas” y “estúpidas”. “Es un castigo ejemplar contra quienes cumplimos con nuestro deber, defender la Constitución, salvar la democracia y evitar la dictadura”, agregó Lobo, quien sugirió que los procesos judiciales en su contra son parte de una estrategia política para deslegitimar a aquellos que fueron parte del golpe de estado de 2009.
Militares traicionados: advertencia sobre el uso político de las FF.AA.
En sus declaraciones, Lobo Sosa no solo cuestionó la persecución de Vázquez Velázquez, sino que también alertó sobre el futuro de las Fuerzas Armadas hondureñas, que, según él, están siendo manipuladas por el gobierno para cumplir con ciertos intereses políticos. “Los necesitan hoy, pero cuando ya no les sirvan, los traicionará uno por uno”, indicó el expresidente, anticipando una posible traición hacia las Fuerzas Armadas cuando estas ya no sean útiles al poder actual. Este comentario, de corte crítico, resalta la creciente preocupación sobre el uso político de las fuerzas militares en el contexto de un gobierno que, según Lobo, se ha alejado de los principios democráticos establecidos en el Acuerdo de Cartagena.
«Si meten preso a Romeo, que metan también a Mel»
Lobo también tocó el tema de Roberto Micheletti, quien asumió la presidencia tras el golpe de estado de 2009 y que, para muchos, fue una figura clave en la crisis política que dividió a Honduras. Lobo insistió en que “si se va a meter preso a Romeo, que metan también a Mel”, refiriéndose a Manuel Zelaya, quien, según Lobo, también debió haber sido procesado judicialmente en su momento si se iba a buscar justicia de manera equitativa. “Si Romeo no dan el golpe de Estado a Mel, Mel se queda”, declaró Lobo, sugiriendo que, si el golpe no hubiera tenido lugar, Zelaya habría continuado en el poder, lo que habría tenido implicaciones para la política hondureña de hoy.
El expresidente hondureño también se refirió al uso de las recompensas ofrecidas por la captura de Romeo Vázquez Velázquez, una estrategia que él calificó como un distractor. Lobo criticó la subida constante de la recompensa por la captura del exgeneral, sugiriendo que el gobierno está usando este mecanismo para desviar la atención de otros problemas políticos. “Lo que están haciendo es que están haciendo a un gran líder, a un líder grande. Eso los tiene inquietos”, dijo Lobo, aludiendo a las reacciones del gobierno ante la popularidad de Vázquez Velázquez dentro de ciertos sectores de la sociedad hondureña.
Por otro lado, Lobo también abordó el tema de la justicia selectiva y los procesos judiciales injustos que, a su juicio, están siendo utilizados por el actual régimen para acosar a figuras que fueron clave en la defensa de la Constitución de 1982 y la democracia hondureña. “Nadie se va a rodear ante ellos, nadie. Ahí vamos a luchar, pues de los puestos que nos toque, de cualquier tontera que sea, vamos a luchar para que haya lo que es la rotación normal en el poder”, indicó, dejando claro su postura contra lo que percibe como una lucha por el control del poder que busca eliminar a ciertos actores políticos.
Cartagena traicionado: la reconciliación olvidada por el gobierno de Libre
En cuanto al papel del actual gobierno en la situación, Lobo criticó abiertamente las políticas adoptadas por la presidente Xiomara Castro y el Partido Libre. En su opinión, el gobierno ha sido incapaz de avanzar en la reconciliación prometida por el Acuerdo de Cartagena y ha fallado en el objetivo de reconstruir la confianza en las instituciones democráticas del país. Según Lobo, “el espíritu de Cartagena” se ha visto distorsionado por la inclusión de sectores que siguen polarizando a la sociedad hondureña, sin una verdadera voluntad de diálogo ni de cooperación.
Lobo concluyó sus declaraciones afirmando que las promesas de reconciliación que surgieron del Acuerdo de Cartagena han sido olvidadas en gran medida, especialmente por el Partido Libre, que, a su juicio, no ha cumplido con los principios de inclusión y respeto a la diversidad política que el acuerdo defendía. Lobo dejó claro que, en el contexto actual, “la lucha por el poder sigue vigente, y Honduras sigue siendo un campo de batalla política” donde las heridas del pasado continúan siendo explotadas para obtener ventajas políticas.
En resumen, las declaraciones de Porfirio Lobo Sosa vinculan el acuerdo de Cartagena con las persecuciones políticas actuales, y plantean una crítica contundente al uso de la justicia como una herramienta de venganza política, mientras se desvía la atención de las verdaderas necesidades de reconciliación nacional.
¿Reconciliación Nacional?
El Acuerdo para la Reconciliación Nacional y la Consolidación del Sistema Democrático en la República de Honduras fue firmado el 9 de abril de 2011 en Cartagena, Colombia, entre los presidentes Juan Manuel Santos de Colombia, Hugo Chávez de Venezuela y Porfirio Lobo de Honduras, con la participación telefónica del expresidente Manuel Zelaya. Este acuerdo fue diseñado para resolver la crisis política que comenzó con el golpe de estado en 2009, que resultó en una polarización social y la suspensión de Honduras de la OEA.
El acuerdo también incluye la participación de organizaciones internacionales, como la Oficina de la Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, para apoyar la implementación de políticas de derechos humanos y garantizar la reconciliación efectiva en el país.
En resumen, este acuerdo busca sanar las heridas de la crisis política de 2009, garantizando el regreso de figuras políticas exiliadas y promoviendo una mayor inclusión política y respeto a los derechos humanos en Honduras.