Tegucigalpa. Enrique Ortez Sequeira, dirigente del Partido Liberal y embajador de Honduras ante la FAO, ha generado controversia al justificar el nepotismo como una práctica inherente al ser humano y a la naturaleza del poder. Durante una entrevista ofrecida en el programa Noticiero del Minuto de Radio América, Ortez Sequeira afirmó que esta práctica, aunque criticada, es histórica, común y difícil de erradicar.
«El nepotismo no va a terminar mientras exista la condición del ser humano», declaró Ortez, quien señaló que esta costumbre se remonta a épocas medievales, cuando los papas nombraban a sus hijos ilegítimos como nepote para proteger sus intereses. Según el diplomático, la confianza en los familiares cercanos se mantiene como una estrategia lógica en cualquier esfera de poder, ya que se presume que «el ser querido más cercano no va a traicionar».
Comparaciones históricas y culturales
Ortez Sequeira respaldó sus afirmaciones citando casos internacionales, como el de los Kennedy en Estados Unidos, donde el presidente John F. Kennedy y su hermano Robert Kennedy ocuparon simultáneamente altos cargos de poder. Según el embajador, ejemplos como estos demuestran que el nepotismo no necesariamente afecta la eficiencia de un gobierno.
«Allá, los hermanos Kennedy fueron presidente y fiscal de lujo. El problema no son los puestos, sino las personas que los ocupan«, expresó. No obstante, también reconoció que en contextos donde el nepotismo lleva a una concentración excesiva de poder, las críticas son válidas. «Cuando usted pone a un primo de presidente de la Corte Suprema, a un sobrino en el Congreso Nacional y usted es el presidente, lo que hay es una dictadura», advirtió.
Nepotismo: ¿práctica justificable o abuso del poder?
Aunque Ortez Sequeira admitió que el nepotismo es motivo de malestar ciudadano, lo defendió como un fenómeno natural y extendido, presente incluso en la empresa privada, donde no suele ser cuestionado. «No veo de qué se asustan, porque siempre ha existido y me parece que va a existir», enfatizó.
El embajador argumentó que el nepotismo no necesariamente debe ser sinónimo de corrupción, aunque admitió que el abuso de esta práctica puede perjudicar al país. «El problema no es el nepotismo en sí, sino que algunas personas lo utilizan para beneficios personales, en lugar de hacer las transformaciones que el país requiere«, manifestó.
Llamado a la regulación, pero sin grandes expectativas
Ortez Sequeira planteó que una posible solución para mitigar los efectos negativos del nepotismo sería legislar sobre el tema, aunque señaló que la falta de voluntad política y las prioridades del Congreso Nacional dificultan este camino. «Deberían estar tratando temas como este, en lugar de medir fuerzas políticas y bloquear presupuestos», criticó.
Pese a sus propuestas, el diplomático consideró que incluso con regulación, el nepotismo es una práctica que difícilmente desaparecerá, dado que responde a dinámicas humanas y culturales profundamente arraigadas.