Entró con 64 años y saldrá con 77. Serán 16 años, 3 meses y 2 días en prisión, el precio por llevar una doble vida: jefe policial respetado y protector armado de cargamentos de cocaína.
Redacción. Juan Carlos Bonilla Valladares, conocido como «El Tigre», cumplirá una condena de 16 años de prisión en Estados Unidos por narcotráfico. El exdirector de la Policía Nacional de Honduras, quien fue arrestado en 2022, pasó de ser un hombre respetado y temido dentro de la institución policial a convertirse en una figura condenada por su vinculación con el crimen organizado.
Bonilla ingresó a prisión a los 64 años y se espera que sea liberado a los 77, tras cumplir 16 años, 3 meses y 2 días en la cárcel. La fecha de su salida está programada para el 5 de junio de 2038, momento en que habrá pagado el precio de una doble vida: una de poder, influencia y respeto en la Policía Nacional, y otra oculta de complicidad con narcotraficantes, protegiendo cargamentos de cocaína y alertando a sus cómplices sobre los operativos policiales.
Durante su ascenso, «El Tigre» Bonilla acumuló un notable poder dentro de la policía hondureña. Su prestigio alcanzó su punto más alto en 2012, cuando asumió el cargo de director general de la Policía Nacional. Sin embargo, detrás de su imagen de protector del orden, se escondía una red de corrupción y complicidad con el narcotráfico, lo que finalmente lo llevó a la captura y condena.
En su defensa, el abogado de Bonilla, Donald Vogelman, describió a su cliente como un hombre talentoso que, lamentablemente, vivió una «desafortunada doble vida». Aunque el abogado negó que Bonilla estuviera vinculado con asesinatos, admitió que su cliente tuvo episodios de involucramiento con el narcotráfico. Por otro lado, los fiscales presentaron pruebas de que Bonilla no solo permitió la protección de cargamentos de drogas, sino que también actuó activamente para asegurar que sus cómplices no fueran capturados.
En marzo de 2022, Bonilla fue arrestado y enfrentó cargos en EE. UU. Tras su captura, se declaró culpable de conspiración para introducir cocaína al país, lo que originalmente le hubiera valido una pena de hasta 30 años.
Sin embargo, el juez Kevin Castel dictó una pena reducida de 19 años, pero la pena de Bonilla fue finalmente disminuida a poco más de 16 años debido a su cooperación con la justicia.
Actualmente, Bonilla cumple su condena en el penal federal de Lompoc II, en California, conocido por albergar a delincuentes no violentos, principalmente relacionados con el tráfico de drogas. En este centro penitenciario, el exjefe policial tiene acceso a programas de rehabilitación y educación, lo que podría ayudarle a reintegrarse a la sociedad una vez cumpla su condena.
Cuando salga de prisión, a los 77 años, Bonilla será un hombre marcado por su pasado, pero para él, ese capítulo oscuro de su vida quedará cerrado, según ha afirmado su defensa. No obstante, los fiscales consideran que Bonilla será siempre un recordatorio de cómo el poder puede corromper incluso a aquellos encargados de hacer cumplir la ley en un país.