Redacción. Gilberto Ríos, mejor conocido como «El Grillo», asesor en comunicaciones del gobierno, en un tono sarcástico y acusador, se despidió de la embajadora de Estados Unidos en Honduras, Laura Dogu, a través de su cuenta en la red social X.
Esta publicación de Ríos fue una reacción directa al mensaje de Laura Dogu en la misma red social X, donde la diplomática anunció que su misión en el país concluiría en abril de 2025, tras haber llegado a Honduras en 2022.
Ríos con su conocido estilo provocador, escribió: «Hasta luego, Laura. ¡Éxitos! fue un buen trabajo.»
En un primer momento, el mensaje parece una despedida cortés, pero pronto se vuelve evidente el tono sarcástico que caracteriza las publicaciones del Grillo. Tras el breve saludo, el funcionario no pierde oportunidad para lanzar un dardo, diciendo: «Fue un buen trabajo.» La frase, lejos de sonar genuina, resulta irónica.
A continuación, vino la acusación. En su mensaje, Ríos detalló: «Aunque no logró el golpe. Dígale a sus jefes que aquí sí no se puede, que es por la buena y con la voluntad del pueblo, o no es.» Con estas palabras, Ríos insinuó que la embajadora no logró lo que él considera su objetivo, sugiriendo la existencia de un supuesto “golpe fallido” y señalando que las acciones de Dogu no habrían tenido el éxito esperado.
La mención a “sus jefes” parece referirse aparentemente a las autoridades estadounidenses, dando a entender que su intervención en Honduras no fue posible.
Las palabras de Ríos no solo reflejan una crítica a la diplomática, sino que también incluyen una acusación indirecta al gobierno de Estados Unidos.
Este tipo de declaraciones, cargadas de sarcasmo y acusaciones de un funcionario público ante un embajador, deja mucho que desear, ya que representan al gobierno, y deberían tener un comportamiento más diplomático y evitar lanzar palabras que, en el futuro, podrían malinterpretarse o incluso generar tensiones innecesarias en un contexto de relaciones internacionales entre Honduras y EE.UU. bastante tenso.
No se puede olvidar que un funcionario público tiene la responsabilidad de promover un ambiente de respeto y cooperación, no de confrontación.