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Barcelona gana la Champions en rama femenina

El Barcelona recuperó el cetro europeo que perdió el año pasado en Turín al derrotar en la final de la Liga de Campeones al Wolfsburgo (3-2), con un remontada épica tras el 0-2 con el que acabó el descanso. Y lo logró además sin su gran estrella, la centrocampista Alexia Putellas, cuya presencia en el césped del Philips Stadion fue testimonial.

Con Alexia sin ritmo de competición tras recuperarse de su grave lesión de rodilla, el técnico del conjunto azulgrana, Jonatan Giráldez, decidió dejarla en el banquillo y apostó, una vez más, para cubrir su puesto por Patri Guijarro, que acabó siendo la heroína de partido con su doblete en dos minutos al inicio de la segunda mitad.

Como hace un año en la final perdida ante el Olympique de Lyon, el Barsa encajó un gol muy temprano. A los tres minutos, Pajor le robaba la cartera a Bronze y enviaba un derechazo a la escuadra imposible para Paños. La polaca se consolidaba en la tabla de máximas goleadoras de esta Champions con su noveno tanto.

Aparecían los fantasmas de Turín, que el Barsa intentó exorcizar a base de fútbol y mucha movilidad de sus puntas -hoy jugó sin una ‘9’ de referencia ante la baja de Oshoala- para poner cerco a la portería defendida por Frohms.

Sin embargo, todo cambió al inicio de la reanudación, con un doblete de Patri Guijarro en dos minutos. La interior azulgrana remató con la derecha un centro de Graham Hansen y cabeceó otro de Aitana Bonmatí para poner el 2-2 a continuación.

Dos jugadas excelsas de las azulgranas por banda derecha, donde Janssen, con escasas ayudas de sus compañeras, sufría lo indecible para frenar la ofensiva rival.

Solo habían pasado cinco minutos de la segunda parte y el Barsa olió la sangre. Pero la ansiedad por culminar la remontada le hizo acelerar en exceso el partido.

El Wolfsburgo, sufría atrás pero sabía que, en un duelo descontrolado, aún tendría alguna oportunidad. Y las tuvo tras un par par de pérdidas del Barça en el centro del campo.

Oberdor y Pajor pusieron a prueba a Paños antes de que las azulgranas hicieran el tercero en el 70. Obra de Rolfö, que aprovechó una jugada embarullada dentro del área germana, para rematar un rechace al fondo de la red.

El Barcelona había hecho lo más difícil pero aún quedaba lo más duro: aguantar hasta el final. El partido se embarró en exceso y las azulgranas no encontraban la pausa necesaria para dormarlo. Pero este equipo ha aprendido a sufrir y pudo contener los últimos arreones del Wolfsburgo.

Un equipo áspero, capaz de llevar su pase a la final hasta una prórroga en el campo del Arsenal y que se concedió una última oportunidad en el tiempo añadido: un cabezazo de Bremer en el último córner del partido que atajó Paños.

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