La población de la zona norte ha sido, por excelencia gran consumidora de bananos, tanto verdes como maduros.

Se trata de una costumbre que viene desde cuando todos los valles en el norte hondureño se vestían de verde y amarillo por la predominante producción bananera. Siendo de tanta demanda, aquí quien desea un banano debe pagar cuatro lempiras por el maduro y tres por el verde ¡Y PIRRACHA! Como coloquialmente se le denomina a la fruta pequeña.

Resulta que antes de las inundaciones de los huracanes Eta y Ota que azotaron a Honduras en el año 2020, la producción bananera hondureña ya había caído de forma inconmensurable a solo 3,000 hectáreas. Esto, de 7,000 hectáreas de 15 años atrás, que de por si ya era nada, comparada con la bonanza de los primeros tres cuartos del siglo pasado.

Pero asústese, a partir del paso de Eta y Iota, la producción bananera hondureña no se ha recuperado y todavía hoy apenas hay unas 700 hectáreas cultivadas entre los bananeros independientes que aún quedan, según datos revelados por la productora, Sandra Carolina Deras, al periodista Carlos Martínez, hace un mes.

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Deras confirmó que el país al dejar de ser productor de la fruta, ha recurrido a las importaciones desde Guatemala, de donde se abastece hasta en un 80 ó 90% para cubrir la demanda nacional.

Al convertirse en un producto importado y monopolizar el mercado, los comerciantes de la fruta han incrementado de forma sustancial el precio al consumidor, quien ahora ve horrorizado cómo pudo haber llegado a un costo tan elevado, cuando los abuelos en su juventud la obtenían hasta reglada.

Entonces sí los “costeños” desde hace ya varias semanas pagan cuatro lempiras por banano, la onda encarecedora ya arribó también a los mercados de la capital en donde los compradores ahora  ‘quedan de una pieza’, cuando preguntan por los precios de la fruta.

Los cierto que durante los dos últimos años del gobierno anterior y en lo que va del actual, no ha habido una atención especial encaminada a reactivación del rubro. Y con pasmosa indolencia se ha permitido que las otrora fincas bananeras se vuelvan guamiles y con toda tranquilidad se levanta la tranca para que los camiones guatemaltecos colmen de pirracha los mercados nacionales ¡QUÉ DESGRACIA!